Despertando de un sueño letargo que me hizo perderme una tarde cálida de verano con colores naranjas, abro mis ojos y veo a un lado azul y morado, con mis rodillas oxidadas doy mis primeros dos pasos sintiendo mi cuerpo un extraño calor que desde algunos meses estaba ausente.
salgo a mi ventana, mirando hacia la calle, me sorprendo al ver los arboles y un par de perros jugueteando, por fin ha salido de mi cuarto la niña que tanto había esperado;
-vamos jugando
con mis pies descalzos siento la tierra húmeda y se acerca mi perro a darme la bienvenida, veo otra vez el viento pasar y escuchando los colores, corro a la puerta entrando a mi los olores de mi jardín, algo a pasado, algo a regresado que esta brincando.
voy al espejo a ver el recuento de los daños y encuentro un espectro sonriendo, un sonido me llama la atención y asomándome por la ventana escucho una risa de un abuelo, una pareja besándose, una madre rezando.
Las cosas van llevando un color blanco que me dan ganas de bailar, jugar y reír, este sol que me da ánimos a dar vueltas, subirme a los arboles y correr gritando. Sera que una felicidad alberga mi corazón de libertad trayendo paz en mi corazón.
salgo a la calle descalza y tocando con las yemas de mis dedos las paredes de las casas por las que voy pasando, una anciana me sonríe y con singular alegría me dice -buenos días señorita- un olor conocido entre frió septembrino me recibe con sus fiestas patrias y cumpleaños familiares, estoy contenta y en paz, no lo puedo evitar que mientras mas avanzo mas encuentro mi serenidad.
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