viernes, 11 de febrero de 2011

en el pais de nunca jamas


Mientras mas me aferro en salir  mas tiendo a entrar y como decirle a mi mente confundida la realidad del realmente estar, como puedo permitir un estar, sin estar.  Castillos de arena caen a mis costados y el mar me grita una y otra vez que todo lo que puedo imaginar con una oleada simplona lo va a derribar.

Realmente es lo que una niña que juega en la arena del mar, con baldes robados haciendo un fuerte para no permitir ese enemigo que tiene enfrente y lo desbarate con solo soplar??

Voy volando entre nubes rosas sin alas, disfrutando del momento de estar,  pero al final de cuentas aceptar de la dolorosa caída, todo lo que sube tiene que bajar, no es así el principio de  isaac?  mientras mi mente le grita al tiempo que se detenga y le escupe a la ironía de haberme dado la oportunidad de saltar pero sin paracaídas.

Por que no puedo ir atrás, cuanto todavía lo podía evitar, estoy asustada con risas nerviosas se de antemano que dolerá la caída. Mi condición de alerta se burla de mi estúpido e ingenuo sueño de saltar y creer que puedo volar,  tal vez si estuviera en el país de nunca jamas.


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