sábado, 29 de enero de 2011

Rodillas raspadas



Recreando momentos inesperados aislan mis pensamientos en cosas realmente importantes, no deja de aparecer imagenes en mi loca cabeza que me hacen juzgar por mi estúpida inocente esperanza que algún día podrá expresar una realidad que no es presumible.

Figuras geométricas con luces rodean un ambiente suave y una combinacion de sabores probados por primera vez y la presentación de un nuevo artista que dispara mi admiración por unos colores perfectos entre animales y niños.

Noche azul que indican momentos intensos con una charla interesante de regresión adolecente, una angustia inesperada del no saber que pueda pasar, me siento con ganas de gritar pero una voz interior me aconseja lo contrario.

Una lista de canciones que prende el ambiente y me acerca mas y mas que al final culmina con un triángulo de amor bizarro se entrega mi angustiado corazón que me advierte no usar rodilleras para que la caída duela  como deba ser.

Pretextos perfectos salen a la luz, me siento como pez en el agua con una charla amable y consiente de lo que pudiera pasarme, luces aparecen con mis ojos cerrados que jura mi mente que jamas me dejara despertar para continuar con estos minutos eternos.

Segura del final, pero tomando las cosas de frente empieza mi mente a desquebrantarse, una canción conocida sugiere el momento eterno para no despertar jamas.

No puedo terminar con este momento, no puedo expresar mi descontento o mi felicidad, sigo siendo una niña que juega con juguete robado que lo esconde debajo de su cama para que mama no se de cuenta y lo regrese al dueño.

Duele el pensar que esto no puede terminar, solo se que me tengo que levantar con las rodillas raspadas y llorando sacudiéndome la tierra que me hace recordar que no siempre habrá otra oportunidad para volver a montar esta loca manera de ser de mi astuta enfermedad.

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